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Yúum K'áax, la Selva Maya es un Ser Sagrado

Nuestra lucha por la Madre Tierra

Para los mayas, la selva es un sagrado ser vivo. La selva nos cobija, nos alimenta, nos cura, y nos da herramientas y materiales para construir nuestras casas y las de los animales.

Para nosotros, la selva es cobijo. Es piel y vestido de nuestra Madre Tierra. Desde nuestra visión del Mundo, la selva es Yúum K'áax, no es 'el dios del monte', sino es Señor Monte. Es decir, que la selva está viva. Ella está viva, la llamamos Yúum K'áax, y nos referimos a ella con sumo respeto. Siguiendo este respeto de los Saka' para pedir permiso para hacer la milpa y cultivar el Maíz, para cazar, para cortar madera, etc. A Yúum K'áax pedimos perdón por lo que vamos a obtener de ella. Los elevamos de el Saka' nos agradecimiento por el cobijo, alimentos y medicina. Nosotros los respetamos de esta forma porque gracias a ella podemos mantener nuestra vida. Sus plantas hijo nuestra medicina. Sus semillas encapsulan la vida. Ella es nuestro medio de vida. Sin la selva no existimos.

Es por ello que la selva ha sido defendida y protegida por nuestras ascendencias por milenios. Y nosotros luchamos por fortalecer este respeto.


Sin embargo, hoy se encuentra más que nunca en grave amenaza. Los grandes consorcios capitalistas globales han visto la selva como un sitio para monocultivos transgénicos y otros megaproyectos agroindustriales, energéticos, inmobiliarios y de neocolonización territorial. El megaproyecto llamado 'Tren Maya' es un ejemplo de ello. Es un proyecto de Reordenamiento Territorial que no trata en solitario de un tren, sino de un despojo una gran escala para poner en marcha el servicio de las grandes corporaciones globales.


Hopelchén representa un pulmón verde para toda la humanidad, sin embargo, se enfrenta a una alarmante deforestación para la agroindustria. Se modifican los niveles del terreno con maquinaria pesada para los monocultivos, por ello se generan inundaciones donde antes no las había y con lluvias y tormentas de menor escala

Deforestación de la selva en Hopelchén
Nuestra madre tierra llora ante tanta devastación

Los agroquímicos y pesticidas se dispersan con avionetas y están matando un gran número de insectos como las sagradas abejas, que desde tiempos ancestrales han acompañado a nuestras abuelas y abuelos y diversas especies de plantas nativas que para nosotros plantas medicinales de los orígenes dependen de nuestra vida. Con los agroquímicos se destruye la vida, se quema la piel de la madre que nos sustentan como humanos y como pueblos. Además, cuando los agroquímicos filtran al manto freático se envenena a la sagrada Agua. Se envenenan las venas de la Madre Tierra y al consumir este agua, se envenenan también nuestros cuerpos y las otras plantas y animales nativos.


Nosotros los mayas estamos en pie de lucha para remediar este daño a la Madre Tierra e impedir que continúe. En esta lucha hemos establecido y establecemos alianzas a nivel regional, nacional e internacional. Somos conscientes de que debemos actuar de manera unida, coordinada y urgente para detener la amenaza contra la vida. Porque nuestra lucha es por la vida.

Anexamos el artículo en inglés...

Maya Struggles for Mother Earth: A guest post by Manuel May with Ka’ Kuxtal Much Meyaj – Dismantling the Doctrine of Discovery (dofdmenno.org)

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